2- Las
primeras horas de la mañana son las mejores para la actividad física, tanto al aire libre como en interiores.
3-
Entrenar en ayunas puede provocar lesiones por ausencia de los principios energéticos que aporta la dieta. Tampoco es bueno hacerlo en plena digestión, pues ésta necesita la sangre que la actividad deportiva deriva a los músculos. Un buen desayuno no contiene grasas y sí una razonable carga de hidratos de carbono. Ideal: leche descremada o yogur con azúcar, cereales, pan blanco con miel o mermelada , queso blanco descremado y fruta y verduras frescas que contienen vitaminas y minerales. Debe consumirse 90 a 120 minutos antes del entrenamiento.
4- La proporción de
hidratos de carbono, proteínas y grasas presentes en la dieta debe ser la adecuada a cada organismo y a la actividad que se encara. De ahí la importancia de planificar con ayuda profesional tanto la actividad como la alimentación que la sustenta.
5- La
hidratación es fundamental. De otro modo, corazón, pulmones, riñones y músculos trabajan en condiciones precarias con el consiguiente riesgo. No hay que esperar la sed: ésta llega tarde durante los grandes esfuerzos. Conviene reponer líquidos en períodos fijos.
6-
Beber agua o algún preparado con contenido de sales de baja concentración. Los líquidos demasiado fríos suprimen prematuramente el deseo de ingerirlos y de ese modo conspiran contra una buena hidratación. Lo mismo ocurre con las gaseosas, que provocan distensión gástrica y entorpecen la mecánica respiratoria. Una buena alternativa son las frutas frescas y jugosas, que proveen agua e hidratos de carbono.
7-
Evitar el alcohol durante los períodos de rehidratación porque su efecto diurético genera pérdida de líquidos.
8-
El sueño es vital para una buena recuperación. Dormir ocho horas como mínimo, preferentemente entre las diez de la noche y las nueve de la mañana. Otros horarios no tienen el mismo efecto reparador. El insomnio o “roncar” perjudican el descanso; quienes sufren estos inconvenientes deberían consultar al médico.
9- El
cigarrillo no sólo acarrea graves problemas de salud en el largo plazo. También disminuye en lo inmediato la capacidad de oxigenarse durante esfuerzos sostenidos. La decisión de abordar actividades físicas es un buen marco para intentar abandonar esa letal adicción.
10- La alteración de la capa de ozono es un dato de la realidad. Las actividades al aire libre
requieren protección solar. Sólo el médico dermatólogo puede decidir cuál es el protector que necesita cada piel.
11-
Rechazar de plano toda propuesta mágica presuntamente capaz de incrementar el rendimiento físico. Dejarse tentar puede resultar nefasto: sólo el entrenamiento, la buena alimentación y el descanso adecuado pueden mejorar las aptitudes físicas.
12- El mejor médico y el mejor preparador físico no sirven para nada si se
desdeñan sus indicaciones.
La información de esta nota fue proporcionada por el doctor José Greco (MN 26101) , director de la carrera de Medicina del Deporte de la Universidad Maimónides.
Fuente: Minutouno.com - TrainerMed.com